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En defensa del cine de autor

Cahièrs du cinéma insurgió casi con violencia contra los postulados del Neorrealismo italiano, que proponía la idea de que el cine debía limitarse a calcar la realidad. Para los críticos franceses, el cine debía proponer una visión particular de esa realidad y esa visión era elaborada por el director, a veces también guionista, responsable de las imágenes. Fue el comienzo de la Nouvelle Vague, movimiento cinematográfico que reunió a François Truffaut, Jean-Luc Godard, Jacques Rivette, Eric Rohmer, Claude Chabrol y Jean Pierre Melville, el precursor, entre otros. Ahora, para los críticos devenidos cineastas, en el cine de autor el director-guionista tenía un papel preponderante e imprimía su estilo personal a sus obras. Como Alfred Hitchcock, por ejemplo, un director que, dentro del sistema de grandes estudios de Hollywood, realizó toda su obra por encargo, películas trepidantes enmarcadas dentro de un género y con gran éxito de público, pero que hasta entonces era considerado un cineasta menor, que hacía películas meramente entretenidas. ¿De dónde surge entonces la idea errónea de que cine de autor es sinónimo de aburrimiento, de temas que sólo le interesan a su autor, de cripticismo, de cine de élites desconectado de la masa? [caption id="attachment_1715" align="alignright" width="200"]Alfred Hitchcock Hitchcock, paradigma del autor[/caption]

  • Cine de autor no es sinónimo de aburrimiento. Son autores tanto George Lucas como Alain Resnais.
  • El éxito de taquilla no mide la “calidad artística” de ningún autor. Son tan importantes autores populares como Jim Jarmusch.
  • Un autor puede realizar toda su obra por encargo —como casi todo lo de John Ford—, dentro del sistema de grandes estudios, o bien, de manera solitaria e independiente, como realizó John Cassavetes muchas de sus obras.
  • El nuevo “neorrealismo”, el retrato fiel de la realidad y de los “problemas” de los espectadores de una clase social determinada no es garantía de autoría. Mucho menos de éxito autoral. Pero igual se puede ser un autor neorrealista e, incluso, realista socialista.
  • Tampoco la experimentación por la experimentación lo es. Tras la experimentación a veces se esconde la incapacidad de contar un cuento como se debe.
  • Cine autoral no es aquel cine que cuenta cosas que sólo le interesan a su autor. Eso sólo es ingenuidad artística. De quien lo hace y de quien lo critica
  • No se es un autor porque se sea elitista. Tampoco porque su obra sea popular.
  • Se puede ser un autor y al mismo tiempo realizar obras que logren comunicarse con el público. De hecho, para parafrasear a Ortega y Gasset —un filósofo español, no dos—, autor es quien descubre la conversación interna que cada espectador mantiene consigo mismo, alcanzando ese mágico momento en que el espectador se da cuenta de que esas cosas las había pensando antes, pero que no había tenido forma ni herramientas para expresarlas. Es el exacto sentido de la famosa frase de darle voz a quienes no la tienen y no el más extendido sentido populista de hablar por los intereses de los pobres.
  • Cine de autor no es igual a cine críptico. A menos que el autor sea David Lynch.
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