Andrei Tarkovsky, el tiempo, el montaje y la esencia del cine

Andrei Tarkovsky, en su testamento cinematográfico, titulado hermosamente Esculpir en el Tiempo, explica, con tanta claridad que parece clarividencia, la esencia del cine: el trabajo con el el tiempo.

¿Y en qué reside la naturaleza de un arte fílmico propio de un autor? En cierto sentido, se podría decir que es el esculpir el tiempo.

Del mismo modo que un escultor adivina en su interior los contornos de su futura escultura sacando más tarde todo el bloque de mármol, de acuerdo con ese modelo, también el artista cinematográfico aparta del enorme e informe complejo de los hechos vitales todo lo innecesario, conservando sólo lo que será un elemento de su futura película, un momento imprescindible de la imagen artística, la imagen total.

Una escena de El Espejo

Vamos al cine a ver el transcurso del tiempo

En el tiempo, materia prima del cine y el artista cinematográfico, Andrei Tarkovsky también veía la razón, el motivo que llevaba a los espectadores a la sala de cine.

¿Por qué va la gente al cine? ¿Qué les lleva a una sala oscura donde durante dos horas pueden observar en la pantalla un juego de sombras? ¿Van buscando el entretenimiento, la distracción? ¿Es que necesitan una forma especial de narcótico?

Es cierto que en todo el mundo existen consorcios y trust de entretenimiento, que explotan para sus fines el cine y la televisión lo mismo que muchas otras formas de arte.

Pero éste no debería ser el punto de partida, sino que más bien habría que partir de la naturaleza del cine, que tiene algo que ver con la necesidad del hombre de apropiarse del mundo. Normalmente, el hombre va al cine por el tiempo perdido, fugado o aún no obtenido.

Va al cine buscando experiencia de la vida, porque precisamente el cine amplía, enriquece y profundiza la experiencia fáctica del hombre mucho más que cualquier otro arte; es más, no sólo la enriquece, sino que la extiende considerablemente, por decirlo de algún modo. Aquí y no en las “estrellas”, ni en los temas ya gastados ni en la distracción: aquí reside la verdadera fuerza del cine.

El montaje lo es todo

Andrei Tarkovsky alega que la edición, o el montaje, está presente en todas las artes. Es la elección, selección y reordenación de los materiales con que trabaja el artista.

Lo que diferencia al cine es el trabajo con el tiempo. El esculpir con el tiempo, en el tiempo. El equivalente cinematográfico al cincel, el martillo y el mármol es el montaje. Con el montaje, el cineasta manipula el tiempo.

(…) El montaje cinematográfico sí que tiene algo específico, que es la coordinación del tiempo fijado en cada una de las partes que se han rodado. Montar es unir partes mayores y más pequeñas de una película, cada una portadora de tiempos diferentes.

Su unión recrea o crea una nueva conciencia de la existencia de ese tiempo que emerge como el resultado de los intervalos, de lo que ha sido cortado, eliminado fuera del proceso a cinceladas. Pero las peculiaridades del corte están impresas ya en las partes que se montan.

La edición no engendra, o recrea, una nueva cualidad; en realidad hace emerger una cualidad ya inherente en los cuadros que une. La edición se anticipa durante el rodaje y determina desde el principio el carácter de lo que se va rodando. Del montaje depende la longitud de los tiempos, la intensidad de su existencia fijada por la cámara (…)

https://www.youtube.com/watch?v=W_hWqsWHac8
La escena del tren de Stalker

¿Pero, cómo se puede sentir el tiempo de un plano? La sensibilidad surge si tras el acontecimiento visible se hace patente una verdad determinada e importante.

Cuando se reconoce clara y nítidamente que lo que se ve en ese plano no se agota en aquello que se representa visiblemente, sino que tan sólo se insinúa algo que tras ese plano se extiende de forma ilimitada, cuando hace alusión a la vida (…)

La autoría como percepción del tiempo

La percepción del tiempo, expresada a través del ritmo, es lo que, según Andrei Tarkovsky, hace único a un autor.

El director demuestra su individualidad sobre todo por su sensibilidad de cara al tiempo, por medio del ritmo (…)

Como la sensibilidad temporal es un elemento de la percepción viva de un director y la presión del ritmo de las partes montadas es la que dicta los cortes, el montaje también se manifiesta de la mano del director.

El montaje expresa la relación del director con su idea y a través del montaje se da forma definitiva al modo de ver el mundo que tiene el director.

Nostalgia, la escena del sueño

No obstante, para el autor de El Espejo, la obra cinematográfico era un proceso que arrancaba con el artista, pero que solo se completaba con la confrontación de la obra ante el espectador.

(…) Una película es algo más que unos rollos de celuloide rodados y ensamblados. Más que un relato y también más que un tema. Una película se separa de su autor y comienza a tener una vida independiente, que se transforma en forma y contenido al verse confrontada con la personalidad del espectador.

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