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Cómo hacer que el video parezca cine, el elusivo efecto cine en video

Alcanzar el elusivo efecto cine en vídeo, o que un material rodado en video luzca como cine (o en todo caso: que semeje haber sido rodado en material fílmico) es un proceso que debe comenzar desde la preproducción, si se quieren lograr resultados óptimos. No esperes llegar a la postproducción para entonces comenzar a buscar ese elusivo look. Con esto no quiero decir que no se pueda lograr a posteriori. Pero lo ideal es planificarlos desde el comienzo.

Ten en cuenta también que cuando hablamos de look cinematográfico, el efecto cine en vídeo, a pesar de que tiene elementos más o menos constantes, no es único. Hay incontables looks. Para cada película. Para una escena o un conjunto de escenas de una película. Y para los distintos estados de ánimo, intenciones dramáticas, o atmósferas que se suceden en una historia.

En el cine industrial, como el que se hace en Hollywood, donde los productos prácticamente se manufacturan en masa, hay looks populares. Como el teal and orange (verde azulado y naranja), por ejemplo, tan común en los blockbusters de acción. O el bleach bypass, que se popularizara a principios de la década pasada.

Cómo hacer el efecto cine en vídeo

Cuando hablamos de efecto cine en vídeo, nos referimos exclusivamente a tratar de hacer que un material grabado o adquirido en vídeo luzca como si hubiera sido hecho en material fílmico. Esto es, película física, en 35mm. Lo que sigue es una lista de los elementos artísticos, estéticos y técnicos que hacen lucir al vídeo como si fuera cine.

  1. Elabora una propuesta de fotografía cinematográfica

    La búsqueda del efecto cine en video comienza en el momento en que te sientas a elaborar la propuesta de fotografía con tu director de foto. Él será el encargado y el responsable de que tu película grabada en esa pequeña cámara prosumer luzca como si de 70mm se tratara.
    La antigua convención televisiva quiere iluminaciones planas donde todo “se vea”. En las que no haya grandes contrastes, ni claroscuros. Donde todo sea luz y nada de sombra. En la vieja TV no se iluminaba, se “alumbraba”.
    En cambio, en el cine se busca contar también la historia a través de la luz. Con la iluminación se subraya el carácter dramático de cada plano, de cada secuencia, de la película entera. Con luz el director de fotografía es capaz de contar los estados emocionales de los personajes.
    Lo más importante para que tu vídeo luzca como cine es que la luz no sea plana. Que destaque la diferencia entre la figura y el fondo.


  2. Registra tu imagen a una velocidad de 24 cuadros por segundo

    El video NTSC corre a una tasa de velocidad de 29,97 cuadros por segundo. El vídeo PAL, a 25 cuadros por segundo. El cine, a 24 cuadros por segundo. Aunque la diferencia es casi inapreciable para el ojo humano, nuestro cerebro sí la registra.
    Esta es quizás la condición básica para lograr el efecto cine en video. Si quieres que la imagen de tu video se vea como cine (o material fílmico), graba en 23,98; 24 o, máximo, 25 cuadros por segundo. Más allá de 25 cuadros, la imagen comienza a adquirir un cierto aspecto “videoso”, televisivo.
    ¿Que qué haces si ya filmaste en 29,97?
    No te preocupes. Lo puedes arreglar en post. La mayoría de los sistemas de edición no lineal, de composición gráfica y de corrección de color hacen un excelente trabajo de conversión.
    Sobre todo, el Final Cut Pro X de Apple, con su tecnología de flujo óptico.


  3. Utiliza la modalidad de video progresivo (no entrelazado)

    En los antiguos aparatos de televisión de pantallas de tubo, la reproducción de imágenes producía una especie de parpadeo. Para eliminarlo, se desarrolló lo que hoy se conoce como exploración entrelazada. El proceso consiste en la división de cada cuadro de imagen en video en dos semicuadros, denominados campos.
    Cada campo se fracciona en líneas que se alternan entre sí, por superposición. Un campo posee líneas impares mientras que el otro, pares. La superposición entre ambos campos se da con un desfase de medio segundo por cada campo. De este modo, cada línea es sustituida por otra, justo antes de que desaparezca del todo. El resultado es una especie de barrido, de progresión de imágenes “fluida”, que minimiza el parpadeo. El proceso es propio de los sistemas de video NTSC, PAL y SECAM.
    El cine, por su parte, es una sucesión de cuadros completos. Entre uno y otro siempre hay un breve parpadeo de fracciones de segundos causado por el cierre del obturador. Debido a la demanda popular, las cámaras modernas de video comenzaron a ofrecer la opción de adquirir las imágenes en cuadros no entrelazados. O, lo que es lo mismo, progresivos.
    De modo que, si quieres lograr el efecto cine en vídeo, debes grabar usando una velocidad de cuadros por segundo progresiva y no entrelazada. Puedes igualmente desentrelazar el vídeo en post producción, aunque el proceso resulta un poco más engorroso y no siempre arroja resultados óptimos. Pero tampoco es que sea física cuántica. La mayoría de las suites de postproducción también están capacitadas para hacer el trabajo de manera muy eficiente. Desde el Adobe Premiere hasta el Final Cut Pro X, pasando por el DaVinci Resolve. Y si no lo están, seguramente hay un plugin que lo puede hacer.
    ¿Qué tampoco lo consigues? Es buen momento entonces para desempolvar esa vieja copia de Apple Cinema Tools.

  4. Acorta la profundidad de campo

    Una profundidad de campo corta también es fundamental para lograr el efecto cine en vídeo. Si algo le da calidad cinematográfica al video, eso es precisamente la hermosa disparidad de foco entre la figura y el fondo. Esa disparidad es consecuencia de la profundidad de campo. A su vez, la profundidad de campo es el resultado de la relación entre el tamaño del fotograma, la distancia que lo separa del lente y la apertura del diafragma.
    En el video ocurre más o menos lo mismo que en el cine. Salvo que en vez de un fotograma, es un sensor el encargado de captar la luz y formar la imagen. Pero igualmente, el tamaño del sensor influye a la hora determinar la profundidad de campo. Casi todas las cámaras de video no profesionales están dotadas con un sensor minúsculo comparado con, por ejemplo, el tamaño del fotograma de película de 35mm.
    Si a esto añadimos el lente fijo de estas cámaras, usualmente gran angular y con aperturas de diafragma extremas, el resultado es una imagen plana, en la que tanto la figura como el fondo permanecen en el mismo plano o distancia focal. No hay diferencia de foco entre la figura y el fondo. O todo está en foco. O no lo está.
    En el pasado, hace tan poco tiempo como una década, se inventaron todo tipo de artilugios para acortar la profundidad de campo. Desde lentillas hasta adaptadores de lentes de 35mm. Incluso, se llegó al colmo de adosarle una cámara de 35 milímetros, de foto fija, completa, a una cámara de vídeo. El resultado era bastante aparatoso pero, al parecer cumplía con su cometido.
    Todo esto cambió cuando apareció en el mercado la primera cámara DSLR que podía capturar vídeo a la par que fotografía. La Canon 5D. Dotada de un sensor de cuadro completo y de amplia sensibilidad, el hecho de que usara lentes intercambiables de 35mm. permitía grandes posibilidades de manipular y jugar con la profundidad de campo de las imágenes.
    Los cineastas, aficionados y profesionales, enseguida acogieron con entusiasmo la 5D y otras cámaras que ofrecían prestaciones similares. Había comenzado la revolución de las DSLRs.
    De modo pues que la tercera condición para que el video se parezca al cine es una distancia focal o profundidad de campo corta. Que exista una mayor disparidad de foco entre la figura y el fondo. Esto es casi imposible (por no decir que imposible) de conseguir en post (al menos en vídeo y por ahora, pues ya ha se han registrado avances en ese sentido). Hay algoritmos de inteligencia artificial que pueden hacer un trabajo bastante respetable, pero su desarrollo aún están en pañales y exigen mucho poder de procesamiento.
    Así que si quieres que tu vídeo parezca cine, mejor usa una DSLR, o una cámara de gran formato.

  5. Diseña una composición de encuadre cinemática

    La calidad de tus encuadres también es determinante para la apariencia cinematográfica de tu video.
    Y esto es una cuestión que depende menos de la técnica y más de tu habilidad como director o director de fotografía. De tu conocimiento del leguaje cinematográfico. De tu capacidad para contar una historia en términos visuales. De tu buen gusto para la composición gráfica. O de la cantidad de información que sepas incluir en cada encuadre.
    Un encuadre cinematográfico también está en relación directa con la puesta en escena. Entre ambos existe una simbiosis imposible de separar. Un buen encuadre, un encuadre cinematográfico depende de la capacidad que tengas para poner la cámara en su santo lugar.
    Invierte el tiempo que sea necesario para encontrar ese lugar.

  6. Emplea un formato cinematográfico panorámico

    A lo largo de la historia se han sucedido distintos formatos de adquisición y proyección de imagen. Desde el full-frame de principios del cine, cuya relación de aspecto era cercano al cuadrado, hasta el actual IMAX, el cine ha probado toda suerte de formatos: panorámico europeo y americano, cinemascope, Vistavision. No obstante, mientras que el formato full-frame y el Académico tienen un aspecto más televisivo (al menos, al antiguo formato televisivo cuadrado), los formatos panorámicos son más propios del lenguaje cinematográfico.

  7. Adquiere tus imágenes en la mayor resolución posible

    Desde luego, por motivos técnicos, trata de emplear la cámara con mayor resolución de imagen que te permita tu bolsillo o tu presupuesto. Una mayor resolución te permite conservar hasta los más insignificantes detalles de una imagen. Tendrás más pixeles a tu disposición para trabajar en postproducción. Además, a grandes resoluciones los pixeles comienza a semejarse al grano de la imagen cinematográfica. De modo que no se trata sólo de lo técnico, sino también de lo estético.
    Una cámara de mayor resolución es siempre preferible a una de menor. Casi que no hay que aclararlo. Y entre una imagen de una resolución de 4K y una imagen HD, a la hora de corregir color e imitar la calidad de imagen del cine, siempre será mejor la de 4K. de 4K o más.

  8. Asegúrate de emplear un buen códec

    Usa un codec robusto, con la mayor profundidad de color posible. Esta combinación es clave en el proceso de etalonaje, colorización o corrección de color. Codec significa “codificador/decodificador” y es el archivo que registra y comprime la imagen en la cámara y en los sistemas de postporducción digital. Codecs recomendados son el ProRes de Apple Quicktime o el DNxHR o DNxHD de Avid. Aunque lo ideal es adquirir todas tus imágenes en un formato crudo, o Raw, como el Lossless CinemaDNG, el Redcode, o el Apple ProRes Raw.
    La profundidad de color (o bits por pixeles) es la cantidad de colores que puede contener una imagen. Está determinada por la cantidad de bits de información por pixeles. Una imagen de 8 bits puede contener hasta 256 colores. Mientras que una de 24 bits, alrededor de 16 millones de colores. Por eso será siempre preferible una cámara capaz de utilizar un codec de 16bits que otra cuyo codec tenga menor profundidad de color.

  9. Usa una cámara con un amplio rango dinámico

    El rango dinámico es el espacio o la distancia que hay entre las zonas más claras y más oscuras de una imagen. Una cámara con un gran rango dinámico es capaz de conservar detalles de imagen tanto en zonas muy oscuras como muy claras, sin ruido. Las cámaras de ultima generación tienen rangos dinámicos que oscilan entre los 13 F-stops (o niveles de luminosidad) y los 16 F-stops.
    Algunas cámaras modernas de vídeo o DSLR también tienen la posibilidad de registrar imágenes en HDR (High Dynamic Range), capaces de registrar detalles en zonas extremadamente oscuras y en las muy luminosas.
    Es muy importante escoger una cámara con el más amplio rango dinámico posible. Una cámara de un amplio rango dinámico, aunada a un codec robusto y a una gran profundidad de color te darán la libertad de moverte a tus anchas en el espectro de colores, durante la fase de corrección de color.

  10. En la corrección de color trata de imitar una emulsión fílmica

    Y finalmente llegamos al proceso de colorización o corrección de luces para imitar el look cinematográfico. Acaso sea este punto el que te trajo hasta aquí en primer lugar. Lo cierto es que quizás sea lo más sencillo de lograr. Sobre todo, si has seguido la mayoría de los pasos anteriores.
    Primero, las aplicaciones de postproducción vienen provistas de toda clase de ajustes predeterminados para conseguir el tan anhelado efecto cine en video. O la emulación del look cinematográfico en video. Algunas, incluso, ya vienen con los ajustes necesarios para imitar diferentes tipos de emulsiones de material fílmico, de varias marcas. Todo es cuestión de aplicar esos ajustes predefinidos y modificarlos al gusto.
    Si la aplicación que estás usando no posee este tipo de prestaciones, lo más seguro es que puedas añadirlas con un plugin o una extensión adicional. La empresa RedGiant, por ejemplo, tiene un buen puñado de plugins para el efecto cine en video. Como el Magic Bullet Film.
    En aplicaciones profesionales como DaVinci Resolve o el Final Cut Pro X se puede trabajar con LUTs. Los famosos LUTs o Look up Table, son ajustes predefinidos para lograr aspectos interesantes de una forma rápida y limpia. Internet está llena de LUTs, de pago y gratis. Si no encuentras los que buscas para Resolve o FPC, es muy probable que puedas usar LUTs realizados para Adobe Lightroom y aplicaciones similares de fotografía fija.
    Hay tantos LUTs como propuestas fotográficas, emulsiones o, incluso, películas. Las posibilidades en este sentido, son infinitas. Nuevamente, aplicarlos y modificarlos será cuestión de gusto. Sólo tienes que tener cuidado de no reventar los niveles de luminosidad. Y la mejor manera de saberlo es cuando comiences a ver ruido en tu imagen.

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