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Adios a Mauricio Walerstein

El pasado fin de semana murió en su México natal, el director de cine Mauricio Walerstein.

Walerstein fue una figura fundamental para el cine venezolano. A pesar de ser mexicano de nacimiento y herededero del conglomerado cinematográfico de los Estudios Churubusco, Walerstein decidió realizar su obra en Venezuela.

Su película Cuando quiero llorar no lloro, basada en la novela homónima de Miguel Otero Silva fue, sin duda alguna, la mecha que hizo explotar el denominado boom del Nuevo Cine Venezolano.

Desde el fin de semana, varias personalidades e instituciones del quehacer cinematográfico venezolano, se han volcado a las redes para manifestar su pesar por la desaparición física de uno de los grandes de nuestro cine.

Mauricio Walerstein, testimonios del adiós

A continuación, algunos testimonios.

Se acaba de marchar algo más que un colega de trabajo. Mauricio Walerstein era un gran amigo, un caballero con el que era una fiesta trabajar. Fui si asistente de dirección en la última película que hizo en Venezuela, JUEGOS BAJO LA LUNA y más que un director experimentado del que pude aprender mucho, quedó desde ese momento amigo entrañable. Todo mi cariño Marisela Berti; te mando todas mis fuerzas y mi abrazo en este momento. Siéntete orgullosa tú, Mauricio, descansa en paz, puedes irte satisfecho de tu vida y tu obra.

Mario Crespo, director de Dauna, Lo que lleva el Río

En una breve frase, es imposible imaginar el cine venezolano de hoy sin la presencia aquí de Mauricio Walerstein. Francamente, no sé cuál haría sido el destino de quienes pudimos cumplir nuestro sueño de hacer películas de verdad si aquel joven cineasta mexicano no hubiese decidido abandonar la privilegiada posición que tenía en su país, donde era el heredero de la principal casa productora en una industria cinematográfica de verdad, para radicarse en uno donde la producción de películas se reducía a unos cuantos cortometrajes mayormente documentales, y a heroicas epopeyas para hacer un largometraje artesanal y cooperativo cada dos o tres años.

Thaelman Urguelles, cineasta venezolano (texto completo)

“Cuando quiero llorar no lloro” estableció el modelo con el que el cine venezolano conquistó un público amplio. Se trata de un cine de la economía de mercado y de la democracia, un cine acerca de los problemas de Venezuela, hecho para competir con la televisión y con las películas extranjeras, con un producto que además se distingue por el prestigio de lo cultural y por ser expresión de un compromiso social y político de realizadores identificados con las ideas de la izquierda…

Pablo Gamba, crítico venezolano

No hay muchos directores que hayan filmado en Venezuela una filmografía abultada, llena de películas interesantes. Hasta las películas fallidas de Walerstein son geniales de ver. Hace poco tuve la fortuna de mirar Cuando Quiero Llorar No Lloro proyectada en 35 mm, son esos días en que uno (yo por lo menos) pienso que el cine venezolano es todavía una materia pendiente para el país y para el mundo. Mi favorita de Walerstein siempre será Con el Corazón en la Mano, en su sordidez y cierto sadismo hay una humanidad increíble que no he visto en el cine reciente hecho en casa. Pues Walerstein ha dejado esta dimensión, pero sus películas (todavía) no. Busquen sus películas, antes de que sea tarde, me lo van a agradecer.

Juan José Espinoza Aguilar, investigador cinematográfico

Paz a sus restos.

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