Prácticamente horas después de la muerte del fundador de Apple, Sony se apresuró a comprar los derechos de su biografía, aún caliente en las imprentas entonces, escrita a toda carrera por el periodista y biógrafo Walter Isaacson.
Días después se conoció que Aaron Sorkin sería el encargado de adaptar el material a la pantalla grande. Se trataba de una buena selección. Sorkin venía de ganar el Oscar al mejor guión adaptado por The Social Network y estaba a punto de estrenar otra adaptación, esta vez del best seller internacional, Los hombres que no amaban a las mujeres (o La Chica del Dragón Tatuado). El hombre sabía cómo escribir sobre tecnología, de eso no cabe la menor duda.
Hoy, puede que haya sorprendido a más de uno con su descripción de la inusual —para los estándares hollywoodenses y las cintas de grandes presupuestos— estructura dramática que ha adoptado para contar la historia de Jobs. Para empezar, en la más pura y tradicional estructura aristotélica, el film estará estructurado en tres actos. Hasta aquí, nada del otro mundo. Total, todas las películas que salen de Hollywood y de buena parte de todas las cinematografías del mundo, tienen estructuras rigurosamente aristotélicas: en tres actos, respetando la fórmula clásica de exposición, desarrollo y resolución.
Pero Sorkin contará cada uno de estos actos en tiempo real (tampoco nada que no se haya hecho antes). Lo curioso es que cada uno de estos actos contará el tras bastidores de la presentación de tres productos que simbolizan cada una de las etapas de la vida de Jobs. Tres keynotes históricas: la presentación del primer computador personal Macintosh; la del computador y sistema operativo que desarrolló después de su salida de apple, el NeXT, y que resultara un relativo fracaso. Y, finalmente, la presentación del iPod, el reproductor musical que desarrolló al regresar a Apple, en la última etapa de Jobs en Apple, conocida popularmente, con resonancias bíblicas y eróticas, como The Second Coming.
Esperemos pues un film arriesgado en su propuesta teatral. Interesante ¿no?
Sorkin terminará el film con la famosa frase de la más exitosa campaña publicitaria de Apple: Here’s to the crazy ones…