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Acerca del cineasta don nadie…

Vía Filmmaker Magazine, aterrizo en un brillante post de Christopher Boghosian que desmonta el cuento de hadas del cineasta exitoso, multipremiado y taquillero.

Soy un cineasta don nadie: no tengo un nombre reconocible, ni una película reconocible. En esencia, a la mayoría del mundo no le importan nada mis películas ni yo. Esto suena patético, lo sé, pero llegar a enfrentarse con esta realidad, realmente me ha liberado y proporcionado una perspectiva valiosa sobre mi trabajo y mi carrera (…)

Fotograma de Citizen Kane

(…) El panadero hornea, el arquitecto diseña y cineasta debe continuamente hacer películas. ¿Qué panadero hornea una hogaza de pan y pide miles de dólares para abrir una panadería? ¿Qué arquitecto diseña una casa y espera contar con miles de fans en Facebook? Ninguno. Es ridículo. Como cineasta don nadie, me he dado cuenta de que tengo que ganar mi derecho a pedirle a la gente su tiempo y dinero. Y la manera de hacerlo hacer películas de forma constante, claro-y simple.

De hecho, incluso el deseo de hacer una gran película se debe ganar. Un panadero experto que ha estudiado y trabajado durante años se burla de un novato tratando de desarrollar una gran hogaza de pan. Se necesitan años de ensayo y error, sangre, sudor y lágrimas para cocer el pan grande. ¿Por qué es que en el cine debe ser de otra forma? ¿Por qué muchos cineastas principiantes se esfuerzan por hacer una gran película? Es presuntuoso y una falta de respeto hacia el arte y el oficio de hacer cine.

Le he estado dando vueltas a este asunto desde que lo leí este fin de semana. ¿Habría realizado Orson Welles su opus magna, opera prima, Citizen Kane, de haber pensado así? ¿O es que los grandes artistas deben ser presuntuosos —y ciertamente, Welles, lo era, de sobra—, con una disposición de faltarle el respeto al arte y al oficio de hacer cine —como, nuevamente, sucedía en el caso de Welles?

No es menos cierto que Welles ya tenía un nombre reconocido en el teatro y la radio cuando desembarcó en Hollywood, de modo que, en su caso, el ejemplo de Boghosian no aplica. El genio de Welles, por otra parte, no es un genio demasiado frecuente en el cine. Pero… ¿Resulta aconsejable seguir ese razonamiento cuando uno no es un genio?

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