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Moneyball de Bennett Miller, béisbol de bajo presupuesto

El tema de Moneyball de Bennett Miller es universal. Es un conflicto con el que de enfrenta desde un ama de casa de pocos recursos, hasta el más alto ejecutivo de una gran transnacional. La incompatibilidad entre los resultados y el escaso presupuesto asignado para alcanzarlos. La solución, tanto en el caso como en el del ejecutivo, siempre es la misma. Usar, de forma inteligente, el (poco) dinero disponible. Y hay herramientas que ayudan a alcanzar tales resultados. Como las que proporciona la ciencia económica, por ejemplo.

Es el mismo problema que enfrenta todo productor, desde los orígenes del cine. Hay dos tipos de productores. Los que una vez leído el guión (a veces, ni siquiera se lo leen) y después de echarle un vistazo a tu presupuesto, te disparan a bocajarro: “con ese dinero no puedes hacer esta película. Vas a necesitar más. Ve pensando en un crédito de terminación”.

Y están los otros. Los que pertenecen a esa rara especie que, una vez leído el guión y revisado el presupuesto, comienzan a tramar cuál será la mejor manera de sacarle el máximo partido a tu exiguo presupuesto. Los primeros, son los realistas. Los que tienen los pies en la tierra. Los conservadores, los acomodados. Los segundos pertenecen a la raza de los creativos. De los que toman riesgos. Son los que enfrentan al sistema y cambian las reglas del juego…

Moneyball de Bennett Miller, las matemáticas del béisbol

Billy Beane (Brad Pitt), gerente de los Athletics de Oakland, un equipo de “bajo presupuesto”, se ve enfrentado al mismo dilema de todo productor de cine ante un presupuesto deficiente: cómo hacer más con menos. Cómo sacar a su equipo del foso en que se encuentra con tan poco recursos.

(Si no han visto la película, sáltense el siguiente párrafo)

La economía viene en su auxilio. Beane conoce a Peter Brand (Jonah Hill) un economista recién graduado de Yale, genio de las estadísticas y las computadoras. Keane se sabe al detalle las teorías beisbolísticas de Bill James, autor de Moneyball (la teoría). Su enfoque es literalmente el de un jugador tramposo, que cuentas cartas, en un casino.

Pero en los análisis estadísticos de Brand, Beane no sólo vislumbra lo que puede ser la solución para su equipo, sino además la explicación de su propio fracaso como jugador. La respuesta a la pregunta de si por qué si tenía todas las herramientas, no lo consiguió.

De este modo, el excelente guión de Sorkin y Zaillian ha sido prácticamente construido con el molde de las grandes historias clásicas americanas. Beane no sólo debe enfrentar un sistema basado en intuiciones, sino además a la resistencia de su terco entrenador. Art Howe, interpretado por el eficaz e insuperable Phillip Seymor Hoffman), Howe parece un personaje salido de una novela de Faulkner.

Moneyball, el film

El film mismo es un buen ejemplo de la aplicación de la teoría de Moneyball, pues de entrada tenía todas las de perder. Sin grandes efectos especiales, con una historia madura y serena. Y, para colmo, con la etiqueta de un género maldito: es de las películas sobre béisbol.

Su director, Bennett Miller estaba consciente de eso. Y orientó su pitch en ese sentido: al estudio y al mismo Pitt les dijo que quería hacer una película que transcendiera su género —ya lo hemos dicho al principio, se trataba de un tema universal.

Su reposada dirección, no sólo demuestra seguridad y aplomo tras la cámara sino que es todo un alarde de destreza al mezclar distintos materiales, documental y ficción, video y cine, blanco y negro y color, archivos históricos con registros televisivos y radiales, con tanta sutileza que las costuras son invisibles.

Moneyball es una clase magistral de gerencia. Del manejo de bajos recursos y las estrategias. Una precisa metáfora de un deporte que, en sí mismo, es una síntesis perfecta de recursos, estrategias y gerencia. Desde ya, despide un indiscutible olor a Oscar.

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