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La defensa de Jafar Panahi: juicio al cine comprometido, humanista y social iraní [1era. Parte]

Jafar Panahi

Jafar Panahi

Funcionarios culturales de todo el mundo han protestado enérgicamente la condena que se le ha impuesto del realizador iraní Jafar Panahi. El cineasta ha sido condenado a 6 años de prisión y, lo que es aún peor, a 20 años de ostracismo: durante ese tiempo, no podrá escribir ni filmar otra película, salir del país ni relacionarse con festivales de cine ni instituciones culturales internacionales.

Publicamos a continuación la primera parte de la de defensa de Jafar Panahi, un documento ineludible sobre el compromiso del artista contemporáneo con la libertad de creación, con los problemas sociales de su país y de su tiempo; y con su propio arte. Un testimonio que, sin lugar a dudas, desde ya tiene su lugar en la historia del arte cinematográfico y en la historia del arte en general.

Publicaremos la defensa de Jafar Panahi en dos partes, como él mismo lo ha dividido. Al final de la segunda parte, encontrarán enlaces para descargar el documento completo en PDF, si prefieren leerlo impreso. También lo encontrarán en formato ePub para sus dispositivos móviles.

La defensa de Jafar Panahi

Su señoría, me gustaría presentar mi defensa en dos partes.

Parte 1: Lo que ellos dicen.

En los últimos días he estado viendo mis películas favoritas de nuevo —aunque no tengo acceso a algunas de ellas—, que están entre las mejores películas de la historia del cine. Mi casa fue allanada en la noche del primero de marzo de 2010, mientras mi colega, el Sr. Rasoulof y yo, estábamos en el proceso de rodaje de lo que pretende ser una película de arte y ensayo con conciencia social. Las personas, que se identificaron como agentes del Ministerio de Inteligencia, nos arrestaron junto con otros miembros del equipo sin presentar ninguna orden judicial. Confiscaron mi colección de películas, y nunca me las regresaron. Posteriormente, la única referencia a las películas la hizo el fiscal asignado a mi cargo, quien me preguntó: “¿cuáles son estas películas obscenas que usted está coleccionando?”

He aprendido a hacer cine inspirado por esas magníficas películas que el fiscal considera obscenas. Créame que difícilmente puedo entender cómo pueden ser calificadas como obscenas esas películas y cómo la actividad por la que he sido arrestado puede ser vista como un crimen. Mi caso es un ejemplo perfecto de cómo ser castigado por un crimen que aún no se ha cometido. Usted me está juzgando por hacer un film que, al momento de nuestro arresto, había sido filmado apenas en un 30 por ciento. Usted debe haber escuchado que el famoso credo de “No hay dios, excepto Alá” se convierte en blasfemia si sólo se dice la primera parte y se omite la segunda. De la misma manera , ¿cómo se puede establecer que se ha cometido un crimen con sólo mirar el 30 por ciento de las tomas brutas de un film que ni siquiera se ha editado aún?

No comprendo la acusación de obscenidad dirigida a los clásicos de la historia del cine, ni entiendo el delito del que se me acusa. Si estas acusaciones son verdaderas, usted no sólo nos está juzgando a nosotros, sino a todo el cine iraní con conciencia social, humanística y artística. Ese cine que trata de mantenerse más allá del bien y del mal, un cine que no juzga ni se entrega al poder o al dinero, sino que trata de reflejar con honestidad una imagen realista de la sociedad.

Uno de los cargos en mi contra es el de tratar de fomentar e incitar las protestas con esta película. A lo largo de mi carrera yo he hecho hincapié en que soy un artista comprometido socialmente, no político. Mis preocupaciones principales son los problemas sociales, por lo que mis películas son dramas sociales, no declaraciones políticas. Nunca quise actuar como un juez o un fiscal. No soy un cineasta que juzga, sino uno de los que invita a otros a ver. No decido por otros ni escribo ningún tipo de manual para nadie, por favor permítanme reiterar intención de poner mi cine más allá del bien y el mal. Este credo le ha causado a mis colegas y a mí mismo, un montón de problemas; muchas de mis películas han sido prohibidas, junto con los films de otros realizadores como yo. Pero el arresto y el encarcelamiento de un cineasta por realizar una película, además del acoso de su familia mientras se encuentra detenido, no tiene precedentes en el cine iraní. Este es un nuevo desarrollo del cine iraní que será recordado por mucho tiempo

He sido acusado de participar en las manifestaciones. A ningún cineasta iraní le fue permitido usas sus cámaras para capturar los eventos, ¡pero usted no puede prohibirle a un artista que observe! Como artista, es mi responsabilidad observar para poder inspirarme y crear. Soy un observador y observar es mi derecho.

Me han acusado de hacer una película sin autorización. ¿Es realmente necesario señalar aquí que ninguna ley ha sido aprobada por el Parlamento sobre la necesidad de un permiso para hacer una película? Sólo hay algunos memos internos que están siendo sometidos a cambios cada vez que el viceministro se cambia.

Me han acusado de no dar un guión a los actores. En nuestro género cinematográfico, en el que trabajamos mayormente con actores no profesionales, esta es una forma rutinaria de realización practicada por mí y por muchos de mis colegas; el reparto está compuesto en su mayoría, por actores no profesionales. De esta manera, el director no tiene la necesidad de darles un guión. Esta acusación suena más como una broma y no tiene cabida en el sistema judicial.

He sido acusado de haber firmado una declaración. He firmado una: una carta abierta, firmada por 37 prominentes cineastas, a fin de expresar su preocupación por el giro de los acontecimientos en el país. Yo fui uno de ellos. Por desgracia, en vez de escuchar las inquietudes, los firmaron que fueron acusados de traición. Sin embargo, estos cineastas son las mismas personas que han expresado sus preocupaciones en el pasado acerca de las injusticias en todo el mundo. ¿Cómo se puede esperar que permanecer indiferente ante la suerte de su propio país?

He sido acusado de organizar manifestaciones en la inauguración del Festival de Cine de Montreal. Por lo menos algo de verdad y la justicia debería respaldar cualquier acusación. Yo era el presidente del jurado en Montreal y llegé sólo unas horas antes de la apertura. ¿Cómo podría haber organizado una manifestación en un lugar donde casi no conocía a nadie? No olvidemos que en aquellos días la diáspora iraní se reunían en cualquier hecho relevante en todo el mundo para expresar sus demandas.

He sido acusado de dar entrevistas a los medios de comunicación de habla persa en el extranjero. Sé que no hay leyes que nos prohiban hacerlo…

La defensa de Jafar Panahi continúa en el siguiente enlace

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