Se trata de una serie de mesas redondas y conferencias sobre “el papel del cine club en los procesos sociales, culturales y educativos de México e Iberoamérica”.
A pesar del título, el temario del evento abarca mucho más allá del mero cine club, acaso como una forma de centrar la discusión sobre estas organizaciones en un marco que abarque la problemática del cine mexicano y latinoamericano.
En este sentido, ayer participamos en la mesa sobre legislaciones cinematográficas iberoamericanas, junto al guionista mexicano Víctor Ugalde, presidente de la Sociedad Mexicana de Directores Realizadores de Obras Audiovisuales; y el crítico argentino Javier Porta Fouz, editor de BAFICI. La mesa fue moderada por la realizadora mexicana Lorenza Manrique.
Luego de la discusión sobre las leyes mexicanas, argentinas y venezolanas creo que podemos decir que nuestra ley de cine es una de las más avanzadas del continente, aún por encima de la mexicana y la argentina. Argentina y México, sin embargo son dos de las cinematografías más consolidadas de América. No así la venezolana. Allí me salta la duda: ¿por qué?
Nota al margen: según he escuchado aquí, los problemas de distribución y exhibición del cine méxicano son similares a los del cine brasileño y a los de Venezuela —de no ser por nuestra ley. A pesar de que sólo el D.F. tiene una población casi equivalente a la de Venezuela, no existe mercado para el cine mexicano. Me cuentan qara que una película mexicana recupere la inversión, necesita una asistencia de al menos 5 millones de espectadores. Sólo un 9 por ciento de la taquilla va a parar a manos del productor.
La película de anoche fue Redes, clásico del cine mexicano restaurado por la fundación Scorsese. Dirigido por Fred Zinnemann y estrenado en 1936, su historia transcurre en una aldea de pescadores. Tiene una notable influencia de Eisenstein y no sé muy bien por qué, me recordó It’s all True de Orson Welles.
La presentación de ayer fue con música en vivo, interpretada por la Orquesta de Alientos de la Ciudad de México, para conmemorar los 50 años de la Filmoteca de la UNAM.