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Cómo vender tu documental
Cómo vender tu documental
Bueno, lo de llamar es en sentido figurado. Es que no aguanté el chiste fácil de citar el lema que los infomerciales se han encargado de tallarnos en el subconsciente.

Resulta que esta mañana estaba yo desayunando un nutritivo sandwich de queso y medio litro de té Lipton, pensando ahí en las típicas pendejadas que piensa uno en las mañanas, cuando sonó el teléfono de la casa. Supuse que me llamaban de Maracaibo para darme una mala noticia (siempre pienso lo mismo cuando alguien llama tan temprano), como que se volvió a caer el puente o se quemó el mercado de Las Pulgas o le cayó jején a la Tablita, así que contesté con el lomo erizado.

Afortunadamente, no era de Maracaibo la llamada. No. La cosa era aún más retorcida. Lo primero que escuché fue una voz femenina robótica que me decía las fatídicas palabras de “usted ha recibido…” La última vez que escuché esas palabras automáticas, fue para informarme que mis tarjetas habían sido clonadas, que me habían dejado sin un cobre en el banco, con una deuda que sólo pagarían a duras penas las generaciones venideras y que, en todo caso, me esperaba un largo y burocrático camino en Atención al Cliente para que el banco se dignara a devolverme mis reales.

Pero tampoco era la voz robótica del banco, esta vez. Acto seguido, un robot masculino me informó que esta tarde, a las 6:00, habrá un evento en el Banco del Libro (Av. Luis Roche Sur, Altamira, Caracas – Venezuela) sobre la comercialización del documental en Europa. Una conferencia, dictada por Yves Billon, de Les Films du Village, y Tony Folguera, de Cromosoma, S.A. Ambos son productores y jurados de Documenta09.

El caso es que la ANAC (Asociación Nacional de Autores Cinematográficos, no la Asociación Nacional de Amigos del Conejo) me ha enviado el mismo mensaje, reiteradas veces a todas mis direcciones de correo, a lo largo de la última semana. También me ha llegado la invitación por mensajería de texto, a mis dos números de celular…

¿Les dije alguna vez que a veces las técnicas de promoción de los eventos de la ANAC rayan peligrosamente en el terreno del spam? No, creo que no lo dije públicamente. En fin, tal parece que ya no es que se asemejan mucho al spam, después del mensaje automático de esta mañana, la cosa es como terrorismo psicológico. Ya empiezo a entender por qué Eduardo Arcos, de Alt1040, vive de arrechera en arrechera con las agencias de prensa. No estoy diciendo que la ANAC sea la autora del ataque terrorista telefónico de esta mañana, sólo que quienquiera que sea el encargado de promocionar esos eventos, a veces se pasan.

Porque resulta que al final, tanta insistencia termina siendo contraproducente. Después de años de telemercadeo e informerciales, a uno le parece sospechosa. Hay gente que cae, pero el común de los mortales huimos despavorido cuando vemos acercarse a un muchacho o una muchacha, muy amable, con visera, chemise, bermudas y, en su mano, una bolsita plástica para la basura del carro. Por ejemplo, después de lo de esta mañana, ya me da miedo ir al evento de esta tarde no vaya a ser que, en vez de informarme sobre las posibilidades de venta de los documentales en Europa, me vendan un resort en Margarita. Y a mí, que me cuesta tanto decir que no, de puro pendejo, me lo venden fácil.

Yo no sé si la vaina es sólo conmigo, por culpa de BlogaCine, o con todos los miembros de la ANAC—que yo no lo soy—, o de la comunidad cinematográfica nacional.

Igual, bromas aparte, creo que los interesados no deben perderse la conferencia, que puede resultar muy útil e informativa. Eso sí, señores de la promotores de la ANAC: con un sólo mensaje, informativo, corto y atractivo, basta y sobra. Y me perdonan el ranteo, como diría Kira Kariakin.

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