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Film Vs. Vídeo, enemigos públicos

Por estos días me he debido enfrentar, otra vez, al insistente dilema de decidir entre el video o el film como formato de adquisición. Y al buscar información sobre el asunto, e ido a parar a sendos artículos de Studio Daily sobre el proceso de Public Enemies, de Michael Mann. Lo que además ha añadido unas cuantas aristas más al asunto: ¿es lícito, o al menos dramáticamente apropiado, emplear video digital de alta definición para contar una historia de época? ¿Acaso no le suma cierta sensación anacrónica que le resta verosimilitud, aún más si se le suma la cámara en manos y los grandes angulares?

Public Enemies cuenta la historia de uno de los más célebres gangsters estadounidenses de las décadas de los 20 y 30 del siglo pasado: John Dillinger.

Y para filmarla, Mann y su director de fotografía, Sony F23, la Sony F950 y la EXCAM EX en algunas tomas. Mann quedó enamorado del video de alta definición desde Collateral, principalmente por la forma en la que el video captura la noche. Además, mientras la profundidad de campo casi infinita del video es el mayor quebrado de cabeza de casi todos los fotógrafos a la hora de usar una cámara de alta definición, para él es casi una marca de estilo. Al menos, en sus últimas películas.

Cuentan Spinotti y Bryan Carroll, coproductor del filme, que para Mann, además de la profundidad de campo casi infinita y el realismo fotográfico nocturno, el vídeo de alta definición le resulta imprescindible por la posibilidad de ver, de forma inmediata, los resultados. Por eso además prefirieron registrar las imágenes de Public Enemies en HDSR, en vez del formato RAW o data.

No sé si será la fuerza de la costumbre de uno como espectador, o si la decisión de emplear video de alta definición en un filme de época ha sido errada; pero ya desde el trailer mismo, el look de la película me resulta distractivo. Todo lo contrario, por ejemplo, al acertado uso de la F23 en Cloverfield, donde historia y formato se integraban maravillosamente. Claro, aún debo ver la película, pero a juzgar por los comentarios en ambos artículos prevalece una opinión negativa sobre los resultados.

Por otro lado, si el video de alta definición favorece el realismo, también demanda de mayor realismo. Y quizás lo que se ahorra en la rapidez en el rodaje y en material virgen termina invirtiéndose en dirección de arte: escenografía, utilería, vestuario e, incluso, maquillaje. Sobre todo, maquillaje. La definición extrema (¿o quizás seríua más correcto decir la menor definición?) del HD parece enfatizar el realismo, magnificando al mismo tiempo las imperfecciones, y rompiendo la suspensión de la incredulidad de los espectadores. Así, el HD devela que el traje de tu mendigo ha sido recién comprado, a pesar de los esfuerzos de tu vestuarista en envejecerlo y ensuciarlo. El HD revela el cartón-piedrismo de las paredes de tu castillo simulado en estudio. Por no mencionar la lozanía perdida del rostro de tus actores.

Sentí algo similar al ver el trailer de Downloading Nancy:

[youtube width=”560″ height=”320″]http://www.youtube.com/watch?v=ARhQY9ffKG4[/youtube]

En conclusión, podría decirse que el video de alta definición parece favorecer las historias urbanas, realistas, contemporáneas y preferiblemente nocturnas, rodadas en locaciones y escenarios reales, en vez de construcciones en estudio. Según la cámara y el flujo de trabajo, quizás resulte más rápido y dinámico el rodaje y puede que más barato. Quizás favorezca la actuación, dada el costo casi nulo del material virgen. Pero lo que se economiza en material y tiempo, acaso deba ser invertido en el perfeccionamiento de los escenarios, la utilería y el maquillaje.

Finalmente, tal parece que la elección del formato sigue siendo determinada por la historia a contar…

¿De acuerdo? ¿En desacuerdo?

Public Enemies, dos artículos | Co-Producer Bryan Carroll on the Tech Behind Public Enemies | DP Dante Spinotti on Public Enemies

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