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¿Por qué el cine español es malo? Pero… ¿realmente lo es?

El cine español a sala vacía

¿Por qué el cine español es malo? ¿Lo es?

Yo no lo creo, pero muchos españoles no parecen estar de acuerdo conmigo. A juzgar por lo que uno ve y lee en los medios tradicionales e internet, da la impresión de que los españoles odiaran tanto su cine como nosotros el nuestro.

¿Por qué?

Cine español, subvenciones y piratería

Para empezar, da la sensación de que el tema de los subsidios estatales, que ellos llaman ayudas y subvenciones, es determinante en esta antipatía. Diez años de neoliberalismo pepetista no pasan en vano…

La ojeriza comienza en los medios ibéricos, que parecen estar de acuerdo en que el cine no debería ser subvencionado. Pero esta corriente de opinión tampoco es infundada. Desde hace una década, parte de las ayudas para el cine español sale directamente del bolsillo de las televisoras. Es lógico pues, que a los medios no les agrade mucho financiar con su dinero las películas de otros…

En la blogósfera española, también la antipatía parece ser unánime, pero en este caso se suma un nuevo factor: el de la piratería y las acciones de SGAE para impedirla.

Es cierto que la SGAE ha sido agresiva en promover políticas antipiratería y que se ha llevado por delante injustamente a más de un bloguero, pero tampoco es menos cierto que razón no le falta. Al fin y al cabo, la piratería digital, a la que parece ser tan afecta la blogósfera española (al menos, sus más conspicuos representantes) sigue siendo un delito contra la propiedad intelectual.

Pero en el caso de la blogósfera y la piratería opera uno de los más elocuentes ejemplos de doble rasero moral. En mis tiempos de editor de uno de los blogs sobre cine más leídos en España y dónde al cine español se le da palo cochinero parejo, fui testigo de más de una bronca por el supuesto robo o usufructo indebido del contenido del blog. Está bien bajarse una película y compartirla con los colegas, pero tío, no te robes mis posts, joder.

Polémica cinematográfica

Todo lo anterior viene a cuento a raíz de un polémico artículo publicado por el diario El País. Según el reportaje, se produce tanto cine en España que no hay suficientes salas para exhibirlo.

Nueva entrega de Spain is different: cada año va menos gente al cine, pero se ruedan más títulos. La producción española no decae ni en tiempos de crisis, ajena al mercado y, sobre todo, a los gustos del público.

Y, acaso como era de esperarse, la culpa es de las subvenciones:

Quizá para explicar el fenómeno de tanta película española que no se proyecta o que atrae a menos de 100 personas hay que recordar el sistema de ayudas oficiales a la industria del cine. Ayuda del Gobierno central, ayuda de los Gobiernos autónomos, ayuda, por obligación legal, de la televisión pública estatal, de las autonómicas y de las privadas… Así hasta tener la sensación de que igual se hace cine como se cultivaba el lino, para recaudar subvenciones, aunque luego ni se recoja el lino ni se proyecten los filmes.

Siempre ha habido ayudas al cine, pero las de las televisiones no se implantaron por ley hasta 1999. Pronto se vieron los frutos: de producir 65 títulos en 1998 a 106 en 2001. Pero el incremento de títulos no repercutió en el taquillaje. Hoy, pese al aumento de la población en cinco millones, hay cuatro millones menos de espectadores y 108 películas más, una sinrazón. Otra, Cataluña produjo el año pasado más filmes que el Reino Unido (77 contra 66), al margen de coproducciones.

Es la distribución, estúpido

El reportaje, sin embargo, se cuida de mencionar un detalle importante y que casualmente, siempre suele ser obviado en trabajos de este tipo: que no se trata de un problema de producción (o sobreproducción), ni está relacionado con el gusto o fidelidad del público español por su cine.

Se trata de un problema que inherente a las fases de distribución y exhibición de una película. El asunto no es que se produzca mucho. Sino que se distribuye y se exhibe menos. ¿Iría más gente a ver cine español, si se produjeran menos películas al año? Desde luego que no, pues una cosa no tiene que ver con la otra.

Por supuesto, el artículo no deja de mencionar a dónde deberían ir a parar esas subvenciones: de vuelta a la televisión.

La solución, según los productores, pasa por una orden ministerial que complete la nueva ley del cine. “Hay que redistribuir mejor esos recursos públicos, canalizar una parte del dinero para las telemovies (no confundir con teleseries), películas pensadas para la televisión. En Francia está funcionando”.

Javier Martín, autor del texto da una serie de ejemplos de películas españoles que, o bien no se han estrenado, o tuvieron una exigua asistencia:

¿Recuerda Cinmart? Sí, hombre, esa película española a la que acudieron 19 personas. ¿Fue tal vez una de las 17 que vio Estrella P? Premio para la película, porque al Feliz monicaco no fue nadie. Éstas son algunas de las 100 películas españolas que no se han estrenado o que cosecharon menos de 100 espectadores en los últimos años.

El pasado año, según Cultura, se rodaron 173 largometrajes. De todos ellos, 24 tuvieron menos de 100 espectadores; otras 46 aún no se han estrenado, lo que, a mes de mayo, no presagia nada bueno. De las películas rodadas en 2007, 20 continúan sin estrenarse.

¿Por qué el cine español es malo? ¿Y los directores exitosos?

Sí, seguramente ustedes estarán preguntándose lo mismo que yo. ¿Y Almodóvar? ¿Y Amenabar? ¿Santiago Segura? ¿Alex de la Iglesia? ¿Balagueró? ¿Aranda? ¿Díaz Yánez? ¿Coixet? ¿Por qué el reportaje no los menciona? ¿Acaso sus películas no pueden ser consideradas españolas?

Pues no, tal parece que esos ejemplos no valen… Con razón Pedro Almodóvar se quejaba hace poco.

Los cineastas españoles, por su parte, cuestionaron el artículo:

Hacer una deducción directa que lleve a la idea de que en España “igual se hace cine como se cultivaba el lino, para recaudar subvenciones, aunque luego ni se recoja el lino ni se proyecten los filmes” (sic) es un argumento absolutamente demagógico y falaz que no responde a la realidad de un sector que es mucho más complejo y que sin duda está necesitado de un proceso de profunda reconversión. Por cierto, un sector mucho menos subvencionado que casi cualquier otro sector productivo en este país, como, sin ir más lejos, el de la prensa. Basta para comprobarlo contabilizar la publicidad institucional que albergan sus páginas.

¿Cree usted que se pueden sacar conclusiones sobre la baja asistencia del público al cine español sin analizar antes dónde se encuentran las dificultades de acceso real de las películas españolas a sus espectadores naturales? Creemos que no se puede afirmar impunemente que no hay pantallas suficientes para el cine español sin echar antes una mirada a sus propias páginas de Cartelera y constatar que algunos títulos (casi todos americanos) sin más prueba de talento que la publicidad que les precede ocupan 50 pantallas sólo en Madrid. Nos ponemos a disposición de sus redactores para poder explicarlo. Aunque suponemos que ellos ya lo saben todo. Otra cosa es que no lo cuenten.

Albert Serra, lapidario

Como una nota al margen habría que destacar las declaraciones del realizador Albert Serra quien, como artista integral, se va por el medio de la calle:

A mí me importan los espectadores bien poco. A mí me interesa la posteridad; que hoy vaya más o menos público al cine, o que haya crisis, como director me da igual. No voy a mover ni un ápice de mi criterio artístico en función del gusto del espectador.

El blog Sesión Discontinua le dedica un extenso post al tema, con énfasis en las declaraciones de Serra.

Resumiendo entonces, ¿les parece detestable el cine español? ¿O acaso se trata de una corriente de opinión pública reforzada por los medios? ¿Qué opinan? ¿Tienen alguna respuesta a la eterna pregunta de…? ¿Por qué el cine español es malo?

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